Rechazó al Real Madrid, llegó a Chivas para ser campeón y se ganó el corazón de los chivahermanos

La historia de Matías Almeyda con Chivas es una de esas narrativas que quedan grabadas en la memoria de los aficionados. Un hombre que, en su etapa como futbolista, tuvo la oportunidad de vestir la camiseta del mismísimo Real Madrid, pero que, por palabra empeñada, eligió otro camino. Años después, el destino lo traería a Guadalajara para escribir uno de los capítulos más gloriosos en la historia reciente del Rebaño Sagrado.

Almeyda no solo levantó el último título de Liga MX que ostentan las vitrinas rojiblancas, sino que también conquistó el corazón de los chivahermanos, quienes hasta el día de hoy anhelan su regreso a los banquillos. Su paso por Chivas fue mucho más que una simple etapa; fue una conexión profunda con la institución y su gente, una historia de compromiso, pasión y, sobre todo, éxito.

El Principio: Un caballero de palabra que rechazó al Real Madrid

Antes de convertirse en el pastor que guiaría a Chivas a la gloria, Matías Almeyda fue un aguerrido mediocampista que dejó huella en el fútbol argentino e italiano. En una etapa crucial de su carrera, el Real Madrid puso sus ojos en él, ofreciéndole la oportunidad de unirse a las filas del club más laureado del mundo. Sin embargo, Almeyda ya había dado su palabra al Sevilla, y fiel a sus principios, rechazó la oferta del conjunto merengue. Este gesto, que habla de su integridad y compromiso, marcaría la pauta de su trayectoria.

La Llegada a Chivas: Un gigante dormido que necesitaba despertar

En 2015, Chivas vivía una de las peores crisis de su historia. El equipo se encontraba sumido en problemas de descenso y la afición estaba desesperada. En medio de este panorama desolador, llegó Matías Almeyda, un hombre con una filosofía clara y un espíritu indomable. Su misión era clara: despertar al gigante dormido.

El Proceso: Trabajo, pasión y conexión con la afición

Almeyda no llegó a Chivas con una varita mágica. Su éxito fue producto de un arduo trabajo, una gran pasión por el fútbol y, sobre todo, una conexión genuina con la afición. El técnico argentino entendió la idiosincrasia del club y supo transmitirla a sus jugadores. El equipo comenzó a mostrar una identidad propia, un estilo de juego aguerrido y ofensivo que enamoró a los chivahermanos.

Los Títulos: La recompensa al esfuerzo y la ilusión

El trabajo de Almeyda en Chivas no tardó en dar frutos. En 2015, conquistó la Copa MX, un título que sirvió como un bálsamo para la afición. Pero lo mejor estaba por venir. En 2017, el Rebaño Sagrado alzó el trofeo de la Liga MX, rompiendo una sequía de más de diez años sin campeonatos de liga. Además, Almeyda también conquistó una Supercopa MX y una Liga de Campeones de la Concacaf, llevando al equipo al Mundial de Clubes.

El Legado: Un cariño imborrable en el corazón de los chivahermanos

Más allá de los títulos, Matías Almeyda dejó un legado imborrable en Chivas. Su carisma, su pasión y su compromiso con la institución lo convirtieron en un ídolo para la afición. Los chivahermanos recuerdan con cariño sus arengas, sus festejos y, sobre todo, su capacidad para devolverle la ilusión a un equipo que parecía perdido.

El Anhelo: El regreso del pastor a Verde Valle

A pesar del tiempo transcurrido desde su salida, el nombre de Matías Almeyda sigue resonando con fuerza en el entorno de Chivas. La afición sueña con su regreso, con la esperanza de que vuelva a guiar al equipo hacia nuevos éxitos. Su figura representa una época dorada que los chivahermanos anhelan revivir.

Una historia que sigue viva en la memoria rojiblanca

La historia de Matías Almeyda con Chivas es una historia de amor, pasión y gloria. Un hombre que rechazó al Real Madrid, llegó a Guadalajara para ser campeón y se ganó el corazón de los chivahermanos. Su legado sigue vivo en la memoria rojiblanca y su nombre siempre será recordado con cariño y admiración.