Las dos versiones de Peláez con las que lucha Chivas

Las Chivas rayadas no están pasando su mejor momento en lo deportivo y es tiempo de comenzar a realizar algunos cambios en la institución, no solo en los jugadores sino en los puestos de arriba, en la directiva, porque de nada sirve fichar futbolistas que vengan al plantel y que al final del día no hayan rendido, por el hecho de que nadie les puede dar un castigo ejemplar o simplemente como no existe un buen respaldo económico, lo tengan que aguantar hasta que decidan poner a otro.

Uno de los principales responsables de esta situación, sin lugar a dudas es Ricardo Peláez, se entiende que Amaury Vergara no tiene liderazgo, pero al final de cuentas nunca lo ha tenido, el equipo no le importa y solo se aferra como un niño caprichoso a tener el equipo como si fuera un juguete, pero eso lo ha demostrado siempre, cuando el equipo lo ha necesitado en los momentos importantes, ni siquiera va al Estadio, incluso en alguna ocasión prefirió} ir a un evento social que estar presente en el clásico de clásicos.

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Pero esto no quita el hecho de que el responsable sea Ricardo, ya que es su proyecto deportivo que al final de todo el comenzó y si no le dieron las herramientas necesarias para llevarlo, no es tema del dueño, sino de él, porque en otras ocasiones ha renunciado y por menos, pero al parecer aquí ya le terminaron por cortar las alas que tenía en ediciones pasadas. Por ejemplo con Cruz azul, terminó por renunciar en vivo durante una transmisión de un programa, por el hecho que le comunicaron que un directivo era el nuevo representante.

<strong>Las dos versiones de Ricardito</strong>

Todo empieza desde su llegada, en donde mencionó que en las Chivas a partir de ese día ya no iban a hablar de descensos, de malos resultados, de fracasos, sino de títulos y de hacer las cosas diferente, en su camino pasaron técnicos que no les dio tantas oportunidades como Víctor Manuel Vucetich y Michel Leaño, pero ahora supuestamente habría renunciado y como no se la aceptaron se terminó por quedar ¿Dónde quedó el directivo exigente que iba a hacer grandes cosas?