Por Mateo Garzón
Chivas no estaría interesado en ir por entrenadores que ya tengan equipo, pues quiere evitar negociar por ellos. Con esto en mente, al final la llegada de Guillermo Almada se ve como lejana y casi imposible de que suceda. Según revelaron en el programa, Juéguele, no quieren hacer algo y que luego les pase lo mismo.
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La figura de Guillermo Almada emergió en el horizonte de Chivas como un faro de esperanza para aquellos que anhelan ver al equipo recuperar su mejor versión. Su exitosa trayectoria en el fútbol mexicano, marcada por un estilo de juego ofensivo y propositivo que prioriza el buen trato del balón y la verticalidad hacia el arco rival, se alineaba con el deseo de la afición rojiblanca de ver un equipo que juegue con garra y espectáculo.
Aunado a esto, su probada habilidad para trabajar con jóvenes canteranos, potenciando sus cualidades y brindándoles oportunidades en el primer equipo, encajaba perfectamente con la filosofía histórica de Chivas de apostar por el talento mexicano. Por estas razones, la posible llegada de Almada al banquillo rojiblanco era vista por muchos como la llave para desbloquear el potencial del plantel actual y construir un proyecto deportivo ilusionante y ganador.
El reloj corre para el Club Deportivo Guadalajara en su planificación para el Torneo Apertura. El horizonte del mes de julio se presenta como una fecha clave en la que la directiva deberá haber tomado decisiones trascendentales respecto al liderazgo técnico del equipo y la composición de la plantilla. Este periodo de tiempo es fundamental para llevar a cabo un análisis exhaustivo de las opciones disponibles para el banquillo, evaluar el rendimiento y el potencial de los jugadores actuales, explorar el mercado en busca de refuerzos estratégicos.
La decisión que Amaury Vergara tome en la elección del próximo director técnico del Club Deportivo Guadalajara reviste una importancia capital para el futuro del equipo. Para evitar caer en la dinámica de proyectos de corta duración que terminan por desestabilizar al club y frustrar las expectativas de la afición, resulta crucial que la elección recaiga en un entrenador con una visión clara a largo plazo.
Este estratega deberá ser capaz de implementar una filosofía de juego coherente, construir un proyecto deportivo sólido y establecer una base de trabajo que trascienda los resultados inmediatos, fomentando la continuidad y evitando la constante interrupción de procesos que impiden el crecimiento sostenido del equipo y la consecución de los objetivos deportivos a largo plazo.
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