Por Daniel Sanchez
Es una realidad que lo que sea ha dicho en las últimas horas, es cierto, el Guadalajara es demasiada afición para poco equipo y pocos jugadores, estos futbolistas siguen sin entender lo que representa este escudo de la institución más mexicana y de ese equipo que durante años fue el campeonísimo y el equipo del pueblo, que ha sido el más querido y el más popular y por ende el más grande de la Liga MX.
Actualmente los futbolistas que llegan al rebaño, parecen no entender lo que significa el rojo y blanco de la playera, parece que nunca entendieron el mensaje de jueguen por el escudo que está al frente de su playera y recordaremos el nombre que está en su espalda, a estos futbolistas no les importa hacer historia ni dejar huella, mientras estén cobrando millonadas ellos felices.
La afición de Chivas ha estado cabal antes de cada enfrentamiento durante cada enfrentamiento y después de cada enfrentamiento, son los aficionados los que se tienen que comer la burla y soportar a una de las aficiones más odiosas no sólo del fútbol mexicano, sino del mundo, y a estos jugadores no les importa arrastrar el orgullo y el honor de una institución tan grande.
Una cosa es perder y eso es normal dentro del fútbol, otra es cómo pierdes la manera en las que lo haces, Fernando Gago pudo haberse llevado una derrota similar a la que se llevó, pero jugando con la suya, intentando atacar, intentando presionar alto, intentando demostrar ese fútbol espectacular del que habló a su llegada, intentando proponer en su propio estadio, no habría nada que reprocharles ni que recriminarles a los jugadores si dentro del terreno de juego se viera esa intensidad, si se perdiera pero dejando todo, no sólo es la derrota, es el hecho de que el otro equipo se burló de la afición que es lo más sagrado que tiene el Guadalajara, Henry Martín metió un gol de rebote que ni siquiera esperaba, el gol más tonto en su carrera y aún así lo festejó como si hubiera hecho un gol en la Copa del Mundo, se burló en la cara de la afición del Guadalajara y los futbolistas apáticos lo miraron como celebraba, el único que intentó hacer algo fue el arquero Oscar Whalley, quien empujó a los jugadores del América para que se retiraran de la zona en la que se encontraban las barras de las Chivas, una falta de respeto que ningún jugador del Guadalajara debió permitir, el Bofo Bautista les pintó cuatro a la afición argentina y no se la acabó con los jugadores de Boca Juniors, si no defienden los colores dentro del terreno de juego, por lo menos tenían que dar la cara y defender a su afición
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